No hay buen marinero, pescador o navegante que no sea consciente de la importancia del mantenimiento de todo el material del barco por su seguridad y para alargar su vida útil.
El cuidado de los cabos no podía ser menos, teniendo en cuenta que son elementos de mucho desgaste por su uso continuado y por estar expuestos a las duras condiciones de la intemperie.
Los cabos de amarre suelen ser confeccionados con polyester, ya que es un material muy elástico y resistente. Pero tiene el inconveniente de que se suelen romper por el rozamiento.
Como todos sabemos, los cabos de amarre se utilizan principalmente para atracar nuestra embarcación al puerto. Al estacionar nuestra embarcación, los cabos no dejan de trabajar manteniendo el barco en su sitio.
Para cuidar los cabos de una manera sencilla, se suele colocar algún elemento protector que rodee al cabo en la zona de rozamiento. Uno de los apaños más habituales, eficaces y sencillos, es colocar un trozo de plástico tubular como, por ejemplo, una manguera de un diámetro ligeramente superior para que el cabo pase por su interior y así evitar el rozamiento.
Para evitar que se deslice o desplace el trozo de manguera del lugar convenido, es conveniente amarrar un cabito alrededor de la goma y después a algún punto fijo del barco. Con ello nos aseguraremos de que el trozo de manguera no se mueva y así evitaremos que desgaste con el rozamiento nuestro cabo de amarre.
También es muy recomendado utilizar el cabo trenzado de colores blanco o negro, ya que aguanta muy bien la fricción.
Tres consejos muy útiles:
- Amarrar la embarcación a la distancia más cercana del puerto, para así no dejar las amarras muy tensas. Con ello evitaremos tirones repentinos, rupturas y fuertes tensiones que pueden provocar su ruptura.
- Procurar no dejar las amarras sumergidas en el mar en cuanto salgamos de puerto. Debemos colocar siempre las amarras encima del pantalán para evitar así la formación de moho y la degradación del cabo.
- Dejar la guía a secar encima de la cubierta -el cabo que nos permite recuperar las amarras del costado opuesto al pantalán-, una vez que dejemos nuestra embarcación amarrada a puerto.
Si tenemos que cortar un cabo, hay que evitar dejar las hebras sueltas, ya que harán que el cabo vaya deshilachando poco a poco. Para ello, lo mejor es utilizar un cuchillo eléctrico que vaya quemando y fundiendo las fibras entre sí. Si no disponemos de uno, podemos usar un cuchillo normal y después quemarlo con un mechero para conseguir un resultado muy parecido.
Si el cabo es bastante grueso, también podemos sellarlo con aguja, hilo y cinta aislante para rematar los extremos.
Cuida tus cabos. Procura que estén siempre limpios, sin manchas de verdín y de sal. Y si vemos signos de desgaste, hay que darles inmediatamente la vuelta para evitar que coincida el punto de rozadura.
Un buen mantenimiento nos evita disgustos, problemas y nos asegura disfrutar de nuestra pasión sin percances. Y siempre es más barato prevenir que lamentar.
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